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sábado, 14 de junio de 2014

Pedro Caloca Larios y Beatriz González Ortega: dos héroes teulenses para nuestro tiempo

Palabras leídas en la ceremonia de homenaje a Pedro Caloca y Beatriz González Ortega
 
Foto: José Antonio Huerta Gutiérrez

Hugo Ávila Gómez

¿Qué es un héroe? ¿Por qué son héroes Pedro Caloca Larios y Beatriz González Ortega? ¿Qué significa para los tiempos actuales la vida y la obra de estos dos ilustres teulenses?
Cuando la mayoría de la gente se queda observando, cruzada de brazos, salvando el pellejo, protegida en la comodidad de la neutralidad, sin tomar partido, hay quienes se deciden salir a la calle y ponen al servicio del prójimo, al servicio de la renovación de la sociedad, su cuerpo, su tiempo, sus talentos personales, sus recursos materiales, su vida entera.
En épocas de conflicto, de crisis o de rompimiento de la armonía en la sociedad, por prudencia o por cobardía, muchos dan la espalda a la realidad. Sólo unos pocos conservan el fuego del amor por el prójimo que sufre, y se deciden a actuar. Enfrentando sus propios miedos y asumiendo sus debilidades, se sobreponen a las limitaciones de la naturaleza humana y dan la cara, salen a la calle para reunirse con otros como ellos, que han decidido no ser neutrales,  y quieren hacer lo que pueden para disminuir el rencor, la división, la injusticia, la violencia, la incomprensión, la decadencia de la sociedad impulsada por la ambición de dinero y de poder. Esas personas son los héroes, quienes se mueven en contra de la corriente del conformismo, de la indiferencia, del individualismo y del egoísmo. Un héroe es quien hace lo justo cuando los demás no se atreven.
Hoy tenemos en el centro de esta plaza pública los restos mortales de dos héroes: Pedro Caloca Larios y Beatriz González Ortega. Dos personas nacidas en el siglo XIX en este pueblo del Teul. Dos seres humanos que bebieron la nobleza de las personas del campo y se alimentaron de la espiritualidad de la gente del pueblo, gente que tiene el corazón abierto a la amistad y los brazos dispuestos a cuidar todas las manifestaciones de la vida. Pedro Caloca Larios y Beatriz González Ortega serán recordados por siempre porque supieron decir sí cuando la patria los necesitaba. Y lo hicieron con generosidad e inteligencia.
Un héroe no es alguien perfecto, que nunca se equivoca. Un héroe es como todas las personas. Tiene errores. Su vida es común. ¿Cuál es la diferencia? Un héroe es sincero consigo mismo. Reconoce sus limitaciones y sus temores. Trabaja con ellos. Se transforma. Aprende a gobernarse a sí mismo. Sale a los demás y actúa más de la cuenta.
Un héroe es alguien movido por tres principios fundamentales:
1) Libertad interior. El héroe escucha la voz de su conciencia, se desprende del yo para buscar la armonía con todo lo que le rodea. Desarrolla hábitos de reflexión. Está en paz consigo mismo.
2) Amor: actúa con desinterés, por amor a los demás, por abrazar el bien de la comunidad y procurar condiciones de paz e igualdad. El héroe logra el poder moral que surge del servicio al prójimo.
3) Es un inconforme. Le incomoda la rutina, la injusticia, lo que daña al ser humano. Busca siempre el bien mayor. Mantiene la vista alto, siempre hacia un objetivo mayor. Su vida se rige por ideales. Y toma opciones de compromiso, de acción.
Los tiempos que vivimos no son fáciles. Nunca ha sido fácil vivir. La sociedad actual descuida lo más valioso: la vitalidad de niños y jóvenes y la sabiduría de los viejos. Estamos tan ocupados en los negocios, en los enredos de la política, en los juegos de poder, que hemos olvidado lo primero: el cuidado de nuestros niños, la preocupación por nuestros jóvenes, la atención a los viejos, el amor por la tierra y por la naturaleza, la enseñanzas del pasado, la creación de condiciones para que la educación y el trabajo alcancen a todos y sean fuentes de dignidad y bienestar. Ocupados en honrosas miserias hemos perdido la brújula.
Necesitamos héroes. México y Zacatecas necesitan de personas como Pedro Caloca Larios y Beatriz González Ortega, que trasciendan el egoísmo de los pequeños placeres, de la pequeña comodidad, de la pequeña seguridad personal, y salgan a preguntar: ¿Qué se necesita de mí? ¿Quiénes más están dispuestos a dar la cara para colaborar en disminuir la desesperanza y aumentar el respeto, la ayuda mutua, la comprensión, las oportunidades de trabajo digno, la lucha contra todo lo que envilece al ser humano? ¿Qué podemos hacer juntos?
Pedro Caloca Larios y Beatriz González Ortega están hoy en este espacio público, en medio de todos nosotros, para recordarnos que la vida sólo tiene sentido si escuchamos la voz interior de la conciencia, si salimos a la calle con actos y gestos de comprensión y de servicio, y con una actitud permanente de inconformidad con lo que no está bien, con lo que impide el florecimiento de las personas y de los pueblos.
Pedro Caloca Larios y Beatriz González Ortega descansarán en el Mausoleo de las Personas Ilustres. El sitio de honor de los héroes zacatecanos. Su memoria es una invitación a dejar la mediocridad en estos tiempos de crisis.
Desde el Mausoleo de las Personas Ilustres, Pedro Caloca Larios y Beatriz González Ortega toda la vida nos harán esta pregunta a cada uno de nosotros: ¿Qué esperas para decirle sí a la Patria? ¿Qué esperas para hacer algo por tu comunidad? ¿Qué esperas para actuar en medio de tanta iniquidad?

Teul de González Ortega, 11 de junio de 2014

viernes, 13 de junio de 2014

11 de junio: homenaje a Pedro Caloca y Beatriz González Ortega

Foto: José Antonio Huerta Gutiérrez


Hugo Ávila Gómez

Pedro Caloca Larios y Beatriz González Ortega volvieron a su pueblo con honores, en un acto cívico solemne, con la participación de estudiantes y profesores de todos los centros educativos del pueblo del Teul y de algunas comunidades vecinas, así como invitados especiales y personas del pueblo y del municipio del Teul.

El miércoles 11 de junio los estudiantes y sus profesores hicieron valla en ambos lados de la calle, desde la Escuela Secundaria por la calle Morelos, hasta la Plaza de Abajo, por la calle Manuel Caloca. La Banda de Guerra del Batallón de Infantería de Tlaltenango presidía el cortejo. Profesores y profesoras del Teul y de la región cargaban las andas que traían los restos mortales de Pedro Caloca y Beatriz González Ortega. El equipo de protección civil y los regidores municipales se integraron al grupo que portaban los restos de los ilustres visitantes. Los toques marciales de la banda de guerra hacían que se enchinara la piel. El general Pedro Caloca y la profesora Beatriz González Ortega eran recibidos en su pueblo natal con respeto y emoción. La gente salía a la calle. Preguntaba de qué se trataba el movimiento. Estallaban los click de las cámaras fotográficas y se encendía el botón rojo de grabación de las cámaras de video.

El confeti lanzado desde los techos en la calle Manuel Caloca dio más colorido el evento. El cortejo avanzaba con parsimonia, a paso lento, al ritmo de la banda guerra. La modorra habitual de las calles teulenses se suspendía para dar paso al asombro, a la curiosidad, a la novedad de ver ambas aceras resguardadas por niños, jóvenes y profesores en posición de firmes, con amigable seriedad.

Foto: José Antonio Huerta Gutiérrez
El ingreso a la Plaza de Abajo fue a través de un arco de hojas de pino. La Banda Sinfónica del Teul recibió el cortejo con la Marcha de Zacatecas. La banda militar y la banda sinfónica fundieron su música, en desarmonía, cada cual traía su propia melodía. Fue una confusión efusiva. Estruendo de notas. Estallamiento festivo. La Plaza de Abajo vibró con tanta música.

Un toldo inmenso protegía del sol a buena parte de los asistentes. En el centro del escenario se colocaron las urnas que traían los restos de Pedro Caloca y Beatriz González Ortega. En el presídium estaban familiares de ambos héroes, venidos de la ciudad de México. Las sillas fueron ocupadas por invitados especiales, estudiantes y profesores. El pueblo del Teul y personas venidas de las comunidades del municipio se protegían del sol debajo de los árboles o en las aceras de las banquetas.

Foto: José Antonio Huerta Gutiérrez
Se desarrolló un acto cívico solemne. La Banda Sinfónica del Teul interpretó la Marcha Fúnebre. Una interpretación limpia, bien cuidada, profesional. Los discursos hablaron de recordar a Pedro Caloca Larios y Beatriz González Ortega como modelos, como ejemplos de vida que se anidan en la raíz de la identidad teulense y zacatecana. Todos los pueblos necesitan de guías, de hombres y mujeres cuyo camino sea inspiración e incentivo para dejar la rutina, la indiferencia, el individualismo. Y el Teul tiene una buena cantidad de estas personas. Mexicanos nacidos en esta región del país que supieron responder con generosidad e inteligencia a los retos de su tiempo. Su amor al prójimo, su inconformidad, su libertad interior, los han convertido en héroes. Lástima que estos mensajes no llegaron a buena parte de los asistentes por las pésimas condiciones del equipo de sonido.

Pedro Caloca dejó su carrera militar para ingresar a las filas de la Revolución de 1910 que reclamaba democracia, justicia y libertad. Arriesgó su futuro, su vida, por el bien de los mexicanos que vivían oprimidos en el Porfiriato. Terminada la guerra, se reintegró al ejército mexicano donde destacó por su inteligencia. Realizó estudios en Estados Unidos y Francia. Se graduó como ingeniero en aeronáutica. Fue director de la Escuela Militar de Aeronáutica y Jefe del Estado Mayor de la Secretario de Guerra. Alcanzó el grado de general de división. No sólo fue un buen estratega militar. También fue leal con los enemigos vencidos. En la Toma de Zacatecas, en lugar de fusilar a los prisioneros, como era la cruel costumbre, formó un batallón con los federales sometidos y con ellos defendió una de las trincheras más violentas en la célebre batalla del 23 de junio de 1914. Sin duda, un hombre de principios, con capacidad de sobreponerse a las rivalidades del momento, que pensaba en el éxito de su causa y, al mismo tiempo, en la humanidad del prójimo.

Beatriz González Ortega destacó, sobre todo, porque en la Toma de Zacatecas, en lugar de refugiarse en la seguridad de su hogar, instaló un hospital en la escuela donde era directora, para atender improvisadamente a los heridos de guerra. A ese lugar se presentó Pancho Villa, ordenándole que entregara a los oficiales federales heridos. Beatriz se negó. Le dijo que en ese lugar sólo había heridos, sin distinguir de qué bando eran. Ese desacato le valió una cintariza del jefe de la División del Norte y la orden de fusilarla. A punto de ejectuar la sentencia de muerte, un oficial de Tepetongo informó a Pancho Villa que iba a fusilar a la sobrina del general Jesús González Ortega, cuyo nombre llevaba uno de los cuerpos militares de la División del Norte. Pancho Villa reconoció que se había equivocado y ordenó suspender la ejecución.

El 11 de junio, el Teul hizo memoria de dos héroes, en su paso rumbo al Mausoleo de las Personas Ilustres, en el Cerro de la Bufa en Zacatecas, desde donde nos estarán recordando permanentemente el compromiso individual y comunitario con los problemas, las tareas y los desafíos de estos tiempos de crisis y de iniquidad.

Al final del evento, con la misma sencillez con que llegó, un hombre con presencia elegante, que permaneció en el anonimato durante toda la ceremonia, se desprendió de la masa festejante y se perdió en las calles aledañas a la Plaza de Abajo. Se trata del músico formado en la tradición clásica, compositor de conciertos sinfónicos, autor de más de cien canciones que han interpretado los intérpretes famosos de la música popular mexicana, actor en más de 40 películas de la época de oro del cine mexicano, escritor de varios libros de historia, pintor. Autor del retrato de Beatriz González Ortega que figuró en la publicidad del evento. Su nombre es apenas conocido en esta región sur de Zacatecas: Ernesto Juárez Frías, oriundo de Nochistlán, Zacatecas.

PRESENTACIÓN

La Labor es un espacio común donde podremos encontrarnos con el gusto de platicar, estar informados, revivir recuerdos entrañables, investigar la historia local, rescatar las pláticas de más antes, conocer los últimos acontecimientos, compartir las buenas nuevas y, sobre todo, para tender puentes de entendimiento y comprensión entre personas ligadas al terruño del sur de Zacatecas.

¡Bienvenid@s!