Foto: José Antonio Huerta Gutiérrez |
Hugo Ávila Gómez
Pedro Caloca Larios y Beatriz González Ortega
volvieron a su pueblo con honores, en un acto cívico solemne, con la participación
de estudiantes y profesores de todos los centros educativos del pueblo del Teul
y de algunas comunidades vecinas, así como invitados especiales y personas del
pueblo y del municipio del Teul.
El miércoles 11 de junio los estudiantes y sus
profesores hicieron valla en ambos lados de la calle, desde la Escuela
Secundaria por la calle Morelos, hasta la Plaza de Abajo, por la calle Manuel
Caloca. La Banda de Guerra del Batallón de Infantería de Tlaltenango presidía
el cortejo. Profesores y profesoras del Teul y de la región cargaban las andas
que traían los restos mortales de Pedro Caloca y Beatriz González Ortega. El
equipo de protección civil y los regidores municipales se integraron al grupo
que portaban los restos de los ilustres visitantes. Los toques marciales de la
banda de guerra hacían que se enchinara la piel. El general Pedro Caloca y la
profesora Beatriz González Ortega eran recibidos en su pueblo natal con respeto
y emoción. La gente salía a la calle. Preguntaba de qué se trataba el
movimiento. Estallaban los click de las cámaras fotográficas y se encendía el
botón rojo de grabación de las cámaras de video.
El confeti lanzado desde los techos en la calle
Manuel Caloca dio más colorido el evento. El cortejo avanzaba con parsimonia, a
paso lento, al ritmo de la banda guerra. La modorra habitual de las calles
teulenses se suspendía para dar paso al asombro, a la curiosidad, a la novedad
de ver ambas aceras resguardadas por niños, jóvenes y profesores en posición de
firmes, con amigable seriedad.
Foto: José Antonio Huerta Gutiérrez |
El ingreso a la Plaza de Abajo fue a través de un
arco de hojas de pino. La Banda Sinfónica del Teul recibió el cortejo con la
Marcha de Zacatecas. La banda militar y la banda sinfónica fundieron su música,
en desarmonía, cada cual traía su propia melodía. Fue una confusión efusiva. Estruendo
de notas. Estallamiento festivo. La Plaza de Abajo vibró con tanta música.
Un toldo inmenso protegía del sol a buena parte de
los asistentes. En el centro del escenario se colocaron las urnas que traían
los restos de Pedro Caloca y Beatriz González Ortega. En el presídium estaban
familiares de ambos héroes, venidos de la ciudad de México. Las sillas fueron
ocupadas por invitados especiales, estudiantes y profesores. El pueblo del Teul
y personas venidas de las comunidades del municipio se protegían del sol debajo
de los árboles o en las aceras de las banquetas.
Foto: José Antonio Huerta Gutiérrez |
Se desarrolló un acto cívico solemne. La Banda
Sinfónica del Teul interpretó la Marcha Fúnebre. Una interpretación limpia,
bien cuidada, profesional. Los discursos hablaron de recordar a Pedro Caloca
Larios y Beatriz González Ortega como modelos, como ejemplos de vida que se
anidan en la raíz de la identidad teulense y zacatecana. Todos los pueblos
necesitan de guías, de hombres y mujeres cuyo camino sea inspiración e incentivo
para dejar la rutina, la indiferencia, el individualismo. Y el Teul tiene una
buena cantidad de estas personas. Mexicanos nacidos en esta región del país que
supieron responder con generosidad e inteligencia a los retos de su tiempo. Su
amor al prójimo, su inconformidad, su libertad interior, los han convertido en
héroes. Lástima que estos mensajes no llegaron a buena parte de los asistentes
por las pésimas condiciones del equipo de sonido.
Pedro Caloca dejó su carrera militar para ingresar a
las filas de la Revolución de 1910 que reclamaba democracia, justicia y
libertad. Arriesgó su futuro, su vida, por el bien de los mexicanos que vivían
oprimidos en el Porfiriato. Terminada la guerra, se reintegró al ejército
mexicano donde destacó por su inteligencia. Realizó estudios en Estados Unidos
y Francia. Se graduó como ingeniero en aeronáutica. Fue director de la Escuela
Militar de Aeronáutica y Jefe del Estado Mayor de la Secretario de Guerra.
Alcanzó el grado de general de división. No sólo fue un buen estratega militar.
También fue leal con los enemigos vencidos. En la Toma de Zacatecas, en lugar
de fusilar a los prisioneros, como era la cruel costumbre, formó un batallón
con los federales sometidos y con ellos defendió una de las trincheras más violentas
en la célebre batalla del 23 de junio de 1914. Sin duda, un hombre de
principios, con capacidad de sobreponerse a las rivalidades del momento, que
pensaba en el éxito de su causa y, al mismo tiempo, en la humanidad del prójimo.
Beatriz González Ortega destacó, sobre todo, porque
en la Toma de Zacatecas, en lugar de refugiarse en la seguridad de su hogar,
instaló un hospital en la escuela donde era directora, para atender
improvisadamente a los heridos de guerra. A ese lugar se presentó Pancho Villa,
ordenándole que entregara a los oficiales federales heridos. Beatriz se negó.
Le dijo que en ese lugar sólo había heridos, sin distinguir de qué bando eran.
Ese desacato le valió una cintariza del jefe de la División del Norte y la orden
de fusilarla. A punto de ejectuar la sentencia de muerte, un oficial de
Tepetongo informó a Pancho Villa que iba a fusilar a la sobrina del general
Jesús González Ortega, cuyo nombre llevaba uno de los cuerpos militares de la
División del Norte. Pancho Villa reconoció que se había equivocado y ordenó
suspender la ejecución.
El 11 de junio, el Teul hizo memoria de dos héroes,
en su paso rumbo al Mausoleo de las Personas Ilustres, en el Cerro de la Bufa
en Zacatecas, desde donde nos estarán recordando permanentemente el compromiso
individual y comunitario con los problemas, las tareas y los desafíos de estos
tiempos de crisis y de iniquidad.
Al final del evento, con la misma sencillez con que
llegó, un hombre con presencia elegante, que permaneció en el anonimato durante
toda la ceremonia, se desprendió de la masa festejante y se perdió en las
calles aledañas a la Plaza de Abajo. Se trata del músico formado en la
tradición clásica, compositor de conciertos sinfónicos, autor de más de cien
canciones que han interpretado los intérpretes famosos de la música popular
mexicana, actor en más de 40 películas de la época de oro del cine mexicano, escritor de varios libros de historia, pintor. Autor del retrato de Beatriz González Ortega que figuró en la
publicidad del evento. Su nombre es apenas conocido en esta región sur de
Zacatecas: Ernesto Juárez Frías, oriundo de Nochistlán, Zacatecas.
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