Vistas de página en total

Buscar este blog

viernes, 18 de julio de 2014

Dos proyectos, dos caminos. Parte I

No puede vivir feliz quien solamente mira a sí mismo,
quien todo lo refiere a su utilidad;
es necesario que vivas para otro, si quieres vivir para ti mismo.

Séneca
Cartas a Lucilio
XLVIII. De los deberes de la amistad y de los del filósofo



Hugo Ávila Gómez



Antes de la llegada de los españoles, los antiguos mexicanos que habitaban estas tierras vivían regidos por la costumbre, nacida de la experiencia que había permitido llegar a acuerdos básicos que garantizaban la subsistencia de todos, incluidos los pobres; además de que el grupo social formaba la identidad de las personas que se sentían profundamente unidas a su comunidad.

Cierto que no eran sociedades con abundancia de bienes materiales, ya que para ellas sólo bastaba cubrir las necesidades fundamentales de comida, vestido, habitación, recreación, respeto a lo sagrado y pertenencia a una comunidad a través de la tradición y distintos ritos comunitarios. No ocupaban más. Sabían perfectamente hasta dónde era suficiente. Todo esto quedaba establecido en un sistema legal de carácter oral, que establecía lazos de deberes y obligaciones mutuas. Todo mundo estaba comprometido con el bien general de la comunidad.

El desorden empezó cuando llegaron los españoles conquistadores. Ellos venían en plan de dominio. Por eso destruyeron buena parte de la cultura y las costumbres indígenas. Una nueva manera de vivir se implantó por la fuerza. Quienes antes eran libres y sólo dependían de la costumbre comunitaria, ahora fueron obligados a trabajar para otros y dependían, en ocasiones, de un raquítico salario. Si antes la comunidad se ocupaba de ver por la subsistencia de todos, el régimen español mandó al desamparo a las viudas, huérfanos, enfermos, ancianos. Los indios fueron obligados a renunciar a las raíces que les daban identidad, para adaptarse a modos extraños de ser y vivir.

La independencia de México sirvió para cambiar de patrón. En los siglos XIX y XX fueron los criollos y mestizos ambiciosos quienes tuvieron el control de la sociedad, regidos por una nueva ideología: el liberalismo, que enseña que cada quien debe rascarse con sus propias uñas y promete un futuro de prosperidad (que nunca llega) a todos lo que se adapten a una sociedad laica, republicana, desigual, injusta y corrupta.

Trescientos años de dominio español y doscientos de liberalismo han servido para ocultar al Teul mexicano, sostenido por la memoria, los deberes recíprocos, la cortesía de cuidarse unos a otros, la comunidad, la tradición fincada en el corazón del pueblo y la relación amorosa con la tierra.

Tres siglos de colonia, dos de estado republicano y treinta años de neoliberalismo han conseguido que la gente haya perdido confianza en sus propias capacidades y espere soluciones venidas de fuera. 500 años de historia colonial y de dependencia han logrado forjar un ambiente individualista, que sofoca los vínculos humanos de ayuda mutua y que ha creado una clase política que sólo piensa en su interés personal y de grupo. 500 años en donde las comunidades fueron privadas de su poder de decidir la propia vida y construir sus propias soluciones. 500 años de regirnos por valores y normas ajenas a nuestros pueblos, han carcomido nuestra voluntad de poner al servicio de los demás el potencial de lo que somos y lo que tenemos.

Continuará....


No hay comentarios:

Publicar un comentario

PRESENTACIÓN

La Labor es un espacio común donde podremos encontrarnos con el gusto de platicar, estar informados, revivir recuerdos entrañables, investigar la historia local, rescatar las pláticas de más antes, conocer los últimos acontecimientos, compartir las buenas nuevas y, sobre todo, para tender puentes de entendimiento y comprensión entre personas ligadas al terruño del sur de Zacatecas.

¡Bienvenid@s!