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domingo, 10 de agosto de 2014

Pinturas rupestres en el Teul. Encuentro con el misterio
























- En este rancho vivimos de chicos. Allá, atrás de aquel cerro, donde se ve una loma entre los cerros, donde está dando el sol horita, era nuestro rancho de aguas. Allás nos íbamos a la ordeña desde mayo, hasta septiembre, cuando regresábamos a la escuela. También sembrábamos. En el rancho de aguas y más acá. Acá donde ahora están las siembras que estamos viendo. Y esa cueva... ¿No conoces esa cueva? Pos ahí hay pinturas rupestres, dibujos de los cavernícolas. ¿A poco nunca has ido? Más recientemente, ahí la gente llegó a vivir. Por eso están humeadas las paredes de la cueva.

- Pues, no conozco. Es más. Nunca en mi vida he visto pinturas rupestres en vivo. Las conozco en libros, por fotografías.

- Carlos, ¿no te gustaría conocer las pinturas rupestres que están allá arriba, en la cueva de enfrente? Yo hace rato hice la lucha de pasar el río, pero no quise quitarme los zapatos y mejor no pasé. A Laura ni le digan, porque las mujeres son más torpes para andar entre el río y subir cerros. Hay mucha yerba y el cerro está disparejo. No vaya a ser que se le rompa una pierna.

Y ganamos el camino rumbo a la cueva. No hay camino. El camino hay que abrirlo entre el pajonal. El río no tenía mucha agua. Así que lo cruzamos a brincos. Cayendo en las partes secas del tepetate. Rodeamos una labor. Nos fuimos por la orilla del barbecho. Siempre la boca de la cueva era nuestra única guía. El cerro no es fácil. Y menos para quien siempre ha vivido en la ciudad. "Yo no sé andar en el monte", repetía Carlos, como diciendo que no había por qué ir tan aprisa. Casi para llegar a la cueva hicimos un descanso, desde donde volteamos a ver la inmensidad del valle. Allá se veía el rancho. Frente a nosotros están las labores. Y más allá el amplio y luminoso campo verde de las tres de la tarde. En el fondo la cordillera de cerros. Centinelas del paisaje teulense.

Por sacar la cámara y enfocarla hacia la boca de la cueva, sin ver el piso, di un paso en falso. Caí en un pozo que tenía enfrente. Que no vi, por tener la vista al frente. Distraído por asomarme sólo por el visor, perdí el sentido de realidad. Por fortuna, el hoyo estaba muy bajo. Pequeño susto.

Alcanzamos a descubrir un camino hecho entre el yerbal por pisadas humanas o de animal, vayan ustedes a saber, pero se notaba que alquien más había estado recientemente en este lugar.

Llegamos a la parte alta del cerrito. Antes de entrar a la cueva está una cerca de piedra, enlamada por el paso del agua, el viento y el tiempo. Caen una goteras por arriba de la cueva, en las faldas del cerro. Es el agua de la lluvia que moja el suelo y sigue corriendo, muchas horas después que terminó la tormenta. Esa agua escurre también al interior de la cueva. El techo de ésta tiene surcos color ocre, que los escurrimientos de agua han hecho por miles de años.

Al entrar a la cueva no se distinguen bien las marcas en la pared. Hay que acercarse. Conforme los pasos se acercan al fondo de la cueva el misterio aparece ante nuestros ojos. Eran hombres y mujeres primitivos. Que nunca supieron, leer ni escribir. Pero en su corazón gemía la belleza, el ansia de infinito, la presencia sobrecogedora de la gracia. Y esos gritos de vida sobrenatural en el interior de aquellos seres humanos primitivos se volvieron deseo de pintar. Figuras humanas. Se distinguen los pies, los brazos, la cabeza. Decoradas con color rojo. Hay un trazo que ocupa buena parte de la pared de la cueva que representa una línea ondulada, sube y baja, como si fueran cerros o una víbora. El rojo de pintura vegetal remarca también esta línea.

Hay más dibujos sobre la piedra. La mayoría no se distingue porque los cubre el hollín. En el centro se nota un hueco, hecho por saqueadores que, al amparo de la noche, quisieron descubrir un tesoro enterrado en tiempos de la Independencia, de la Revolución o de la Cristiada. A un lado, dejaron piedras negras, redondas, como manos de molcajete, y un pedazo de metate chico.

En la parte norte existe un nicho de casi un metro de alto, por quince centímetros de fondo. Carlos interpretó que podía ser el lugar del numen protector del lugar. En el otro extremo, al lado sur de la cueva, se distingue una especie de báculo. Se nota una línea vertical en la pared, dibujada en la piedra y rematada por un gancho, que parece ser la parte superior del báculo. Símbolo de autoridad, quizás. Ahí mismo, en piso, se halla una piedra cubierta totalmente de musgo verde. Un verde claro, vivo, refulgente. Carlos me hace notar que en el centro tiene un hueco. Un hueco labrado. Se aprecia la figura rectangular. Los bordes bien trabajados. Como de diez centímetros de honda.

Carlos hizo una interpretación esotérica del lugar. Dijo que quizás éste sería un lugar iniciático, antes de llegar al famoso centro ceremonial del Cerro del Teul. Los peregrinos llegaban por el sur de la cueva, por la figura del báculo y recorrían toda la cueva en reverencia a cada uno de los símbolos con significado religioso para las personas de aquellos tiempos. Quien sabe. Ha pasado tanto tiempo. Sólo quedan las pinturas en la pared de esta cueva. En espera que alguien las valore, las rescate, las restaure y se les cuide como herencia cultural para esta generación y las siguen.

Tomamos fotos de casi toda la cueva. Mirada profanadora, en un sitio que antes tuvo una dedicación a reverenciar el misterio.

Bajamos con más cuidado que a la subida. En el corazón palpitaba el encuentro con lo extraño, con la creación humana que balbucía los sentimientos y los gemidos del ser en el corazón de los teulenses antiguos. Encuentro con el misterio, al fin y al cabo.

Cuando contamos lo sucedido, dijo una voz de prudencia: No se ocurra subir al Face estas fotos. Tan bien que se han conservado las pinturas. Capaz que muchos fisgones vendrán a tocar, a maltratar. Cuando mucho, que se entere Peter Jiménez y nadie más.

Quizás haya razón en cuidar la localización de este sitio. Hasta en tanto no se protejan debidamente las pinturas. Pero también son una herencia común. Alguien, al verlas, sentirá el latir del encuentro con el misterio, como nosotros. 

Si se han cuidado solas por miles y miles de años, ¿por qué, alguien de esta generación querrá acabarlas? ¿hemos llegado a grado tal de irracionalidad y de violencia contra lo desconocido?

Como quiera que sea, les cuento que estas pinturas rupestres son un encuentro con el misterio. Los delirios del ser de los humanos primitivos nos hablan de otras épocas y de otras formas de describir la vida. Es parte de nuestra herencia. Una herencia rica, abundante, variada. Somos los cachitos sueltos de tanto patrimonio creado por anteriores generaciones. ¿Cuándo acabaremos de juntar nuestros pedacitos de patrimonio cultural regados por tantas partes?


Hugo Ávila Gómez
 

domingo, 3 de agosto de 2014

El sol pasa por el cenit del Teul, pero también es tiempo de recordar a las personas que hicieron este pueblo: Luis Sandoval

Así es mi pueblo, libro de fotos del Teul y escritura de Luis Sandoval Godoy






El sol pasa sobre el cenit del Teul, vivimos un presente con momentos importantes, en los que se construyen cosas dignas. Pero también tenemos el deber de mirar hacia atrás y cuidar la memoria de los teulenses que forjaron este pueblo. Ellos han levantado todo lo que ahora disfrutamos. Ellos han hecho la historia del Teul, que ahora a nosotros nos corresponde continuar. Con estas palabras, el sábado 2 de agosto, Día del Hijo Ausente, don Luis Sandoval Godoy intervino durante la presentación del libro, Así es mi pueblo, libro número 56 de la larga lista en la creación de este teulense apasionado de su tierra.
Así es mi pueblo, es libro de fotografías del Teul, tomadas por personas del pueblo. Don Luis Sandoval se detuvo en cada fotografía. Miró con atención. Afinó el oído. Y escribió. Lo que sale del corazón. 
Un libro compuesto de textos breves y de fotos donde aparecen monumentos de valor histórico, lugares, personas, oficios, paisajes naturales. Don Luis describe. Cita al poeta. Anota el sentido que para los teulenses tienen determinados sitios. 
Así es mi pueblo, un recorrido por sitios que representan la identidad teulense: el templo parroquial, el santuario, la Plaza de Arriba, la Plaza de Abajo, calles, magueyeras, el acueducto, oficios, caminos rurales, la Presa, ríos, vida rural. 
Y la pluma de don Luis hace que cobren vida los lugares y los sitios. La lectura de este libro ayuda a ser teulense con emoción, con sentimiento de arraigo, con orgullo del terruño. A los demás, quienes tienen relación con nuestro pueblo por distintos motivos, el libro les abre una ventana a la intimidad de nuestro pueblo. Una ventana desde el corazón de don Luis Sandoval Godoy.
Al término de la presentación del libro, se inauguró la Casa Municipal de Cultura, con el nombre de "Luis Sandoval Godoy". Para que su nombre, su obra, su lucha de toda la vida anime a los creadores de cultura de nuestro municipio.

Hugo Ávila Gómez
Vigías del Patrimonio Cultural 

¿Cuidamos o abandonamos?






Conferencia: "El pueblo y el centro ceremonial del Teul"

 

 

Lo dijo Peter Jiménez: Estamos en un umbral. Es un momento de la historia del pueblo del Teul para decidir qué pueblo queremos en el futuro. ¿Dejamos que se destruya su esencia y que se parezca a pueblos como Fresnillo? ¿O lo defendemos y protegemos para que siga siendo un pueblo fiel a su identidad? ¿Qué será del pueblo en el futuro? ¿Lo cuidamos o dejamos que se destruya? ¿Cómo conservar el pueblo a la altura de la historia del Teul?
Fue la conferencia más importante que han dado hasta ahora los arqueólogos del proyecto arqueológico Cerro del Teul. Así lo anunció Peter Jiménez, codirector de la Zona Arqueológica Cerro del Teul, la noche del viernes 1 de agosto, al dictar la conferencia "El pueblo y el centro ceremonial del Teul", en el Teatro Parroquial José Isabel Flores. 
Peter afirmó que a los arqueólogos les preocupa el pueblo del Teul, el destino del centro histórico como zona típica. Dijo que, por un lado, al abrir la zona arqueológica, le hacen un bien al pueblo; pero también le hacen un mal, porque vendrán los turistas y el Teul no está listo para recibir visitantes. "Es muy fácil que nos lleguemos a parecer a Fresnillo". Es muy fácil convertirnos en un pueblo feo, sin dignidad arquitectónica, sin identidad de zona típica.
Y dio ejemplos. La imagen urbana está llena de llagas: el yonke por el libramiento, edificios altos que quitan visión al Cerro del Teul, tinacos y antenas en los techos de las casas, mantas con publicidad en los negocios, ventanas y puertas que todos los días aparecen sin control alguno y que atentan contra el estilo arquitectónico del pueblo. Casas de un solo nivel que de pronto las hacen de dos o tres pisos, zona peatonal invadida de autos, motos y bicis. Todo eso va contra la zona típica del Teul, que es el principal atractivo para los turistas.
"Si el Teul se destruye y llega a ser un pueblo horroroso como hay muchos, ¿quién querrá venir a visitar al Teul? La zona peatonal es fantástica. ¿Pero quién cuida que no entren vehículos y se estacionen en ella autos de manera desordenada?", volvió a preguntar Peter Jiménez.
Peter acribilló a los asistentes al Teatro Parroquial con sus preguntas. Un fuerte llamado a las conciencias. Estamos a tiempo. Es más fácil destruir el pueblo, que cuidarlo. El Centro Histórico como zona típica está perdiendo su homogeneidad. Hay muchas señales de destrucción, de gente que quiere construir como le venga en gana. Y cuando alguien dice "me vale", está dando un estoque a la idea de ser un pueblo con zona típica.
¿Quién cuida que no contaminen los restaurantes y cabañas que se están construyendo en la presa La Aticuata? ¿Quién cuida que sólo ingresen a sus aguas, limpias hasta ahora, lanchas de dos tiempos y de escaso impacto? Los desechos de drenaje, sin empiezan a desechar en la Presa, ésta dejará de ser un lugar de aguas limpias y sanas, y se convertirá en un foco de infección. ¿A quién le importa cuidar la Presa? ¿Quién la quiere cuidar? ¿A quién le corresponde cuidar?
En el caso de la zona típica, la responsabilidad es de la Junta de Monumentos, del gobierno municipal, del Comité Pueblo Mágico, pero también del resto de la sociedad. El compromiso es de todos. Y es un compromiso enorme. Estamos a tiempo de decidirnos a cuidar la herencia de las generaciones anteriores o, de plano, hacenos de la vista gorda y dejar que las cosas caminen solas... al descuido, al abandono, a la destrucción.
Peter expresó también que el Teul se está dando a conocer al mundo. Con seguridad vendrán los turistas. Pero hay que tener cuidado. El turismo puede construir o destruir. Y nuevamente hizo la pregunta que nos saca de la indiferencia: ¿Estamos haciendo lo correcto para cuidar el centro histórico? ¿Estamos haciendo lo correcto para cuidar la Presa La Aticuata?
También nos preguntó: ¿Vale la pena sacrificar un poco el interés personal por dar preferencia al bien colectivo? ¿Dejamos que se haga negocio a cualquier precio o aplicamos las leyes vigentes y participamos para hacer que las cosas mejoren?
Sobre la polémica que existe actualmente sobre el cierre temprano por la noche, de negocios que venden bebidas alcohólicas, Peter fue igualmente muy claro: El Teul no puede convertirse en una inmensa cantina. El mezcal es uno de nuestros productos representativos. Pero no podemos permitir que se abuse en el consumo, hasta perder la tranquilidad del pueblo.
Finalmente, la arqueóloga Laura Solar, codirectora de la Zona Arqueológica Cerro del Teul, tomó la palabra para comentar que el riesgo que tiene nuestro pueblo es ser serviles al turismo de cualquier tipo. No podemos ofrecer todo lo que nos pidan. La cultura y la naturaleza son nuestros principales recursos. Por eso, el turismo que queremos es el turismo cultural, el turismo que valora y respeta la cultura y la naturaleza de los lugares visitados.
Así transcurrió la conferencia. Con un mensaje, podemos decir, profético. Directo al corazón y a la conciencia de los teulenses. Estamos a tiempo. ¿Cuidamos o abandonamos? Esa es la cuestión. 


Hugo Ávila Gómez

miércoles, 30 de julio de 2014

Música de la Revolución Mexicana en los Festejos del Hijo Ausente en el Teul

9º Concierto del Taller de Canto Luna Teulense














Este martes 29 de julio, como parte del programa de eventos culturales del Día del Hijo Ausente, se realizó el 9º Concierto del Taller de Canto Luna Teulense. Fue un programa dedicado a la Toma de Zacatecas, a propósito del Centenario de este importante hecho histórico.

17 intervenciones artísticas. Corridos de la Revolución Mexicana, canciones rancheras de principios del siglo XX. Los participantes en el taller de canto fueron acompañados por el mariachi Gallos Reales, de Tlaltenango, Zacatecas.

El pueblo del Teul y los hijos ausentes de visita, disfrutaron de las interpretaciones de Eric Yovany González, que cantó El pesuñas de oro. María Guadalupe de León González interpretó El Corrido del Teul. Gustavo Robles Mayorga, La tumba abandonada. Irma de León González, La rielera. Lisandro Márquez Cortés, Mi amigo el tordillo. Rosa Correa Robles, La chamuscada. José Candelario Casilla Sánchez, párroco del Teul, cantó el corrido de La Toma de Zacatecas. María Guadalupe Lizardi Arellano, La Adelita. César Ulisses Márquez Cortés, Estoy presente general. Silvia Carrillo Sandoval, La Valentina. Jorge Robles Mayorga, El adiós del soldado. Lucía Rivas García, Juana Gallo.

José Manuel Macías interpretó El corrido de Durango. Marsela Cervantes Correa, La Tequilera. Pedro Ávila Curiel, dedicó a Crispín Cervantes, la canción que narra el final del soldado cristero, que cayó prisionero de sus enemigos: El martes me fusilan.

La revelación de la noche fueron Elvia González Villegas y Diana Tovar Rodríguez. Las dos se presentaron por primera vez. Elvia, acompañada del maestro Juan Carlos Luna, cantó Amor de los dos. Diana interpretó La soldadera. Ambas se plantaron en el escenario bien entonadas, con brío, sintiendo la canción. Gratas sorpresas.

Los anteriores conciertos fueron con música grabada. Ahora con mariachi en vivo, el público tuvo un concierto más vivo, con las emociones que despierta la música mexicana del mariachi. Y la gente lo valora. "De todos, este es el concierto que más me ha gustado", comentó al final del espectáculo, el señor José Tovar.

Todos los integrantes del Taller de Canto son aficionados. Llevan alrededor de un año estudiando. Algunos han mostrado avances. Pero en general se muestra cierto conformismo. Quizás los alumnos, junto con su profesor, puedan comentar lo que necesitan para crecer en su aprendizaje y salir del estancamiento en que algunos se están quedando. Al público le agrada ver progresos. Y ese pudiera ser un fruto en cada concierto, que haya ciertos avances.


Hugo Ávila Gómez


viernes, 18 de julio de 2014

Dos proyectos, dos caminos (Parte II y última)




Este es el problema. Hay dos Méxicos frente a frente. Guillermo Bonfil Batalla denominó "México profundo" a los pueblos que viven los valores de la solidaridad, que se cuidan unos a otros, que procuran juntos resolver las necesidades generales, que respetan la memoria colectiva y se atienen a la savia que brota de las raíces comunitarias.
El México profundo cree que la vida es mejor si todos nos ayudamos, nos contentamos con lo suficiente y ponemos todo nuestro empeño en conservar vivos los valores y principios que distinguen a cada comunidad, porque de eso depende la confianza de ser parte de un grupo de personas que dan la amistad y el servicio que logra la felicidad de cada quien y de todos.
En cambio, el otro México, el "imaginario", es el de los ranchos, pueblos y ciudades que se han separado de las costumbres que antes dieron vida a sus antepasados y han abrazado modos de vida egoístas, envidiosos y contaminados por la avaricia. 

Al México imaginario lo ha deslumbrado el cuento de que todos podemos ser ricos y felices si competimos con los demás y vemos a la naturaleza como un objeto inerte, que produce riqueza. Para quienes viven en el México imaginario, la felicidad está en tener cosas, lograr la fama y adaptarse a la sociedad capitalista que premia la astucia personal y castiga el empeño sincero de buscar el bien de todos.
Un deber de la actual generación de teulenses y de mexicanos es meditar en cuál de los dos Méxicos estamos viviendo y descubrir las consecuencias que eso implica para la vida personal, familiar, social, ambiental y política. 
Los problemas actuales y el porvenir que nos espera son dos buenas razones para dejar nuestra indiferencia y dar paso a actitudes de responsabilidad, cuidado y compromiso.
A fin de cuentas, sólo tenemos dos alternativas: o desenterramos el México profundo, el pueblo donde se viven los valores comunitarios o continuamos con el México y el Teul imaginarios, que nos hacen creer que vamos rumbo al progreso si seguimos criterios y comportamientos que poco tienen de humanos.
El primer camino, el del México profundo, está abierto al autovalimiento, al cuidado fraterno, a las decisiones responsables y a la autonomía de crear el propio destino.
El segundo camino, el del México imaginario, nos mete en el callejón oscuro de la dependencia, la manipulación del poder, el abandono del bien común y la desproporción suicida.


Hugo Ávila Gómez

Dos proyectos, dos caminos. Parte I

No puede vivir feliz quien solamente mira a sí mismo,
quien todo lo refiere a su utilidad;
es necesario que vivas para otro, si quieres vivir para ti mismo.

Séneca
Cartas a Lucilio
XLVIII. De los deberes de la amistad y de los del filósofo



Hugo Ávila Gómez



Antes de la llegada de los españoles, los antiguos mexicanos que habitaban estas tierras vivían regidos por la costumbre, nacida de la experiencia que había permitido llegar a acuerdos básicos que garantizaban la subsistencia de todos, incluidos los pobres; además de que el grupo social formaba la identidad de las personas que se sentían profundamente unidas a su comunidad.

Cierto que no eran sociedades con abundancia de bienes materiales, ya que para ellas sólo bastaba cubrir las necesidades fundamentales de comida, vestido, habitación, recreación, respeto a lo sagrado y pertenencia a una comunidad a través de la tradición y distintos ritos comunitarios. No ocupaban más. Sabían perfectamente hasta dónde era suficiente. Todo esto quedaba establecido en un sistema legal de carácter oral, que establecía lazos de deberes y obligaciones mutuas. Todo mundo estaba comprometido con el bien general de la comunidad.

El desorden empezó cuando llegaron los españoles conquistadores. Ellos venían en plan de dominio. Por eso destruyeron buena parte de la cultura y las costumbres indígenas. Una nueva manera de vivir se implantó por la fuerza. Quienes antes eran libres y sólo dependían de la costumbre comunitaria, ahora fueron obligados a trabajar para otros y dependían, en ocasiones, de un raquítico salario. Si antes la comunidad se ocupaba de ver por la subsistencia de todos, el régimen español mandó al desamparo a las viudas, huérfanos, enfermos, ancianos. Los indios fueron obligados a renunciar a las raíces que les daban identidad, para adaptarse a modos extraños de ser y vivir.

La independencia de México sirvió para cambiar de patrón. En los siglos XIX y XX fueron los criollos y mestizos ambiciosos quienes tuvieron el control de la sociedad, regidos por una nueva ideología: el liberalismo, que enseña que cada quien debe rascarse con sus propias uñas y promete un futuro de prosperidad (que nunca llega) a todos lo que se adapten a una sociedad laica, republicana, desigual, injusta y corrupta.

Trescientos años de dominio español y doscientos de liberalismo han servido para ocultar al Teul mexicano, sostenido por la memoria, los deberes recíprocos, la cortesía de cuidarse unos a otros, la comunidad, la tradición fincada en el corazón del pueblo y la relación amorosa con la tierra.

Tres siglos de colonia, dos de estado republicano y treinta años de neoliberalismo han conseguido que la gente haya perdido confianza en sus propias capacidades y espere soluciones venidas de fuera. 500 años de historia colonial y de dependencia han logrado forjar un ambiente individualista, que sofoca los vínculos humanos de ayuda mutua y que ha creado una clase política que sólo piensa en su interés personal y de grupo. 500 años en donde las comunidades fueron privadas de su poder de decidir la propia vida y construir sus propias soluciones. 500 años de regirnos por valores y normas ajenas a nuestros pueblos, han carcomido nuestra voluntad de poner al servicio de los demás el potencial de lo que somos y lo que tenemos.

Continuará....


jueves, 17 de julio de 2014

La dignidad de las obras de los teulenses de antes


Única calle empedrada del Teul. Aquiles Serdán. La casa de doña Chole Curiel
Tumba antigua del panteón municipal
El centro de Salud. "El Hospital", para los teulenses de antes

Patrimonio cultural: herencia para cuidar y revitalizar


¿Qué tienen en común el panteón municipal, el centro de salud y la calle empedrada de la Aquiles Serdán del Teul? ¿Qué son para el Teul estos tres lugares? ¿Cómo los recordamos los teulenses? ¿Qué pueden aprender de estos sitios los visitantes que arriban a nuestro pueblo?
El patrimonio cultural no son sólo cosas de antes. Objetos de nostalgia. Son las creaciones de generaciones pasadas. Testimonios de cómo se vivía y cómo se moría. Son nuestra herencia.
En las cosas del pasado hay una dignidad guardada. La dignidad de la vida habitada en el pasado. Ahí está nuestra raíz. Ahí está nuestra dignidad.
Entonces, el patrimonio cultural es un asunto de dignidad. De memoria para hacer presente esa dignidad. Y vivir con orgullo, con la conciencia de la grandeza de la gente de aquellos tiempos.
La calle empedrada es signo de integración con el ambiente y respeto por los ancianos. El agua de la lluvia se filtra, se recicla, corre, no se estanca. Y el vado que está antes de la banqueta es para que los viejos suban y bajen al ritmo de sus fuerzas y de sus limitaciones. Es una inclinación para facilitar la subida o la bajada de los más grandes. Gesto de cortesía para quienes caminan con el vigor gastado.
El hospital es un monumento moderno, del siglo XX. Es un diseño como ya no quedan muchos. La forma de unos brazos reciben a quienes van llegando.

Y el panteón es el lugar sagrado de quienes cierran los ojos al tiempo y descansan en la eternidad. Pero permanecen cerca, a la orilla del pueblo. Velando el presente. Las tumbas más antiguas son ejemplo de arte campesino, arte de los viejos artesanos de la cantera. Buen gusto.

Los epitafios son declaraciones del sentido de la vida, de la familia, de la muerte. Discursos concretos y vibrantes sobre el valor de la familia.

De esto conversamos con Ciro Caraballo y Olga Orive, de ICOMOS México. de la dignidad del patrimonio cultural. De la dignidad de los teuleses de antes y que los de ahora lo recibimos como herencia. Una herencia que vamos a cuidar y a revitalizar.

Los tres sitios deben ser designados monumentos históricos y merecer los esfuerzos de conservación y cuidado.

miércoles, 16 de julio de 2014

Tendrá el Teul un Plan de Desarrollo para el Centro Histórico

Recuperar la esencia del pueblo para promover el Turismo

Este miércoles, 16 de julio, estuvieron en el Teul representantes del Consejo Directivo de ICOMOS México y de la Junta de Protección y Conservación Monumentos y Zonas Típicas del Estado de Zacatecas, para informar a la población la firma de un convenio el próximo viernes, para la elaboración del Plan Parcial del Centro Histórico del Teul. "El viernes se firma el convenio, pero primero quisimos informar a la población lo que se pretende hacer. Queremos que se involucre la gente del pueblo, para que sea un proyecto sustentable". Esta es la visión de ICOMOS México.
Ciro Caraballo Perichi, Secretario Académico de ICOMOS México
Normalmente, se piensa en cuidar la imagen urbana, pero se descuida la vida, las necesidades, el espíritu y los sueños de la población. Ese ha sido un error, señaló Ciro Caraballo Perichi, Secretario Académico de ICOMOS México. El patrimonio cultural de un pueblo es todo:  el material, el inmaterial, la economía, la agricultura, la ganadería, el bienestar social, el cuidado el ambiente. Y los pueblos requieren de herramientas de gestión para conocerlo, cuidarlo, promoverlo y aprovecharlo, como un todo.
Por ese motivo, en 2015 el Teul, así como Pinos, Sombrerete y Guadalupe contarán con un Plan Parcial del Centro Histórico, que será un instrumento de gestión que ayudará a ordenar el crecimiento urbano, pero, sobre todo, a "que se conserve y se sostenga la esencia de estos pueblos de Zacatecas". 
En lo que resta de 2014 se hará un diagnóstico de servicios de infraestructura, dinámica de la población, estudio histórico de la cartografía, medio físico natural, censo de construcciones y monumentos. Y para mediados de 2015 se tendrá el Plan Parcial del Centro Histórico y su Reglamento.
El proceso de trabajo será con la participación de ICOMOS México, la Junta de Monumentos, el gobierno municipal y la población del Teul. 
El plan de trabajo prevé la celebración de talleres de participación comunitaria, porque, afirmó Ciro Caraballo, "la vida diaria, la tradición viva, los valores locales y la esencia del pueblo son la base de la promoción del turismo". Se hará que el patrimonio cultural sea el motor del desarrollo y que el pueblo teulense participe en este nuevo proceso. A lo largo del año que dure este proyecto, se realizarán también charlas informativas con la población, como medio de sensibilización y de formación acerca de la relación entre patrimonio cultural, bienestar social y turismo.
Olga Orive Belinguer, Presidenta de ICOMOS México
La admiración por nuestro pueblo se hizo presente. Olga Orive, presidenta de ICOMOS México, expresó su emoción de estar en estar tierras: "Vale la pena la lejanía del Teul". Vale la pena venir de lejos para gozar de la tranquilidad de este pueblo, aprender de su historia, valorar su cultura y su tradición. Saborear la sopa de huachal, las tortas de huachal, el pipián y el agua de manzanilla.
Pero se requiere que en el Teul aprendamos a promover nuevos productos turísticos. "El pueblo es magnífico. Hay un valioso patrimonio cultural. Pero no veo visitantes. La principal tarea que tenemos ahora es crear productos turísticos, de manera que los visitantes volteen la mirada hacia el Teul", soltó como conclusión Ciro Caraballo.
Por parte de ICOMOS México estuvieron: Olga Orive, Ciro Caraballo, Gerardo Estrada Straffon, Mónica Silva Contreras. La Junta de Monumentos fue representada por Joaquín Castañeda de Luna, subdirector de urbanismo, y Joel Rosales Castañeda, subdirector de patrimonio público.

sábado, 14 de junio de 2014

Pedro Caloca Larios y Beatriz González Ortega: dos héroes teulenses para nuestro tiempo

Palabras leídas en la ceremonia de homenaje a Pedro Caloca y Beatriz González Ortega
 
Foto: José Antonio Huerta Gutiérrez

Hugo Ávila Gómez

¿Qué es un héroe? ¿Por qué son héroes Pedro Caloca Larios y Beatriz González Ortega? ¿Qué significa para los tiempos actuales la vida y la obra de estos dos ilustres teulenses?
Cuando la mayoría de la gente se queda observando, cruzada de brazos, salvando el pellejo, protegida en la comodidad de la neutralidad, sin tomar partido, hay quienes se deciden salir a la calle y ponen al servicio del prójimo, al servicio de la renovación de la sociedad, su cuerpo, su tiempo, sus talentos personales, sus recursos materiales, su vida entera.
En épocas de conflicto, de crisis o de rompimiento de la armonía en la sociedad, por prudencia o por cobardía, muchos dan la espalda a la realidad. Sólo unos pocos conservan el fuego del amor por el prójimo que sufre, y se deciden a actuar. Enfrentando sus propios miedos y asumiendo sus debilidades, se sobreponen a las limitaciones de la naturaleza humana y dan la cara, salen a la calle para reunirse con otros como ellos, que han decidido no ser neutrales,  y quieren hacer lo que pueden para disminuir el rencor, la división, la injusticia, la violencia, la incomprensión, la decadencia de la sociedad impulsada por la ambición de dinero y de poder. Esas personas son los héroes, quienes se mueven en contra de la corriente del conformismo, de la indiferencia, del individualismo y del egoísmo. Un héroe es quien hace lo justo cuando los demás no se atreven.
Hoy tenemos en el centro de esta plaza pública los restos mortales de dos héroes: Pedro Caloca Larios y Beatriz González Ortega. Dos personas nacidas en el siglo XIX en este pueblo del Teul. Dos seres humanos que bebieron la nobleza de las personas del campo y se alimentaron de la espiritualidad de la gente del pueblo, gente que tiene el corazón abierto a la amistad y los brazos dispuestos a cuidar todas las manifestaciones de la vida. Pedro Caloca Larios y Beatriz González Ortega serán recordados por siempre porque supieron decir sí cuando la patria los necesitaba. Y lo hicieron con generosidad e inteligencia.
Un héroe no es alguien perfecto, que nunca se equivoca. Un héroe es como todas las personas. Tiene errores. Su vida es común. ¿Cuál es la diferencia? Un héroe es sincero consigo mismo. Reconoce sus limitaciones y sus temores. Trabaja con ellos. Se transforma. Aprende a gobernarse a sí mismo. Sale a los demás y actúa más de la cuenta.
Un héroe es alguien movido por tres principios fundamentales:
1) Libertad interior. El héroe escucha la voz de su conciencia, se desprende del yo para buscar la armonía con todo lo que le rodea. Desarrolla hábitos de reflexión. Está en paz consigo mismo.
2) Amor: actúa con desinterés, por amor a los demás, por abrazar el bien de la comunidad y procurar condiciones de paz e igualdad. El héroe logra el poder moral que surge del servicio al prójimo.
3) Es un inconforme. Le incomoda la rutina, la injusticia, lo que daña al ser humano. Busca siempre el bien mayor. Mantiene la vista alto, siempre hacia un objetivo mayor. Su vida se rige por ideales. Y toma opciones de compromiso, de acción.
Los tiempos que vivimos no son fáciles. Nunca ha sido fácil vivir. La sociedad actual descuida lo más valioso: la vitalidad de niños y jóvenes y la sabiduría de los viejos. Estamos tan ocupados en los negocios, en los enredos de la política, en los juegos de poder, que hemos olvidado lo primero: el cuidado de nuestros niños, la preocupación por nuestros jóvenes, la atención a los viejos, el amor por la tierra y por la naturaleza, la enseñanzas del pasado, la creación de condiciones para que la educación y el trabajo alcancen a todos y sean fuentes de dignidad y bienestar. Ocupados en honrosas miserias hemos perdido la brújula.
Necesitamos héroes. México y Zacatecas necesitan de personas como Pedro Caloca Larios y Beatriz González Ortega, que trasciendan el egoísmo de los pequeños placeres, de la pequeña comodidad, de la pequeña seguridad personal, y salgan a preguntar: ¿Qué se necesita de mí? ¿Quiénes más están dispuestos a dar la cara para colaborar en disminuir la desesperanza y aumentar el respeto, la ayuda mutua, la comprensión, las oportunidades de trabajo digno, la lucha contra todo lo que envilece al ser humano? ¿Qué podemos hacer juntos?
Pedro Caloca Larios y Beatriz González Ortega están hoy en este espacio público, en medio de todos nosotros, para recordarnos que la vida sólo tiene sentido si escuchamos la voz interior de la conciencia, si salimos a la calle con actos y gestos de comprensión y de servicio, y con una actitud permanente de inconformidad con lo que no está bien, con lo que impide el florecimiento de las personas y de los pueblos.
Pedro Caloca Larios y Beatriz González Ortega descansarán en el Mausoleo de las Personas Ilustres. El sitio de honor de los héroes zacatecanos. Su memoria es una invitación a dejar la mediocridad en estos tiempos de crisis.
Desde el Mausoleo de las Personas Ilustres, Pedro Caloca Larios y Beatriz González Ortega toda la vida nos harán esta pregunta a cada uno de nosotros: ¿Qué esperas para decirle sí a la Patria? ¿Qué esperas para hacer algo por tu comunidad? ¿Qué esperas para actuar en medio de tanta iniquidad?

Teul de González Ortega, 11 de junio de 2014

PRESENTACIÓN

La Labor es un espacio común donde podremos encontrarnos con el gusto de platicar, estar informados, revivir recuerdos entrañables, investigar la historia local, rescatar las pláticas de más antes, conocer los últimos acontecimientos, compartir las buenas nuevas y, sobre todo, para tender puentes de entendimiento y comprensión entre personas ligadas al terruño del sur de Zacatecas.

¡Bienvenid@s!