Del 1 al 7 de agosto: el tiempo se detuvo en el Teul
para festejar al Hijo Ausente y celebrar el 30 Aniversario de la Banda
Sinfónica Juvenil Teulense
(Primera de tres partes)
Hugo
Ávila Gómez
La Labor
Comité Pueblo Mágico
La Labor
Comité Pueblo Mágico
La fiesta detiene el
tiempo. Se interrumpen las preocupaciones, los afanes rutinarios, las
enemistades, las prisas. Con la fiesta todo vuelve a la inocencia original de
las cosas. Porque en la fiesta se despierta la alegría, la fraternidad, la
convivencia sin dobleces, la sencillez, el trato que busca dar al prójimo las
mejores atenciones. Pero la fiesta auténtica no es evasión, dar la espalda a la
realidad. Al contrario, es estar en presencia de lo más real de la realidad: la
generación de las mejores virtudes y los más queridos valores del ser humano. Con
la fiesta, los rostros recuperan la algarabía de la sonrisa, la luminosidad de
la mirada, los brazos vuelven a su función de abrazar y las manos se vuelven a
diestra y siniestra para saludar y ayudar. La fiesta es el terreno limpio del
júbilo, la moderación del egoísmo, la efusión de las ganas de encontrarnos con
el prójimo y de convocar a lo mejor de las personas. La fiesta es lugar y tiempo
de lo sagrado; de atención por lo sencillo maravilloso que nos redime de las
inconsistencias y sufrimientos que aquejan a la naturaleza humana.
El
Teul acaba de celebrar una fiesta más: la del Hijo Ausente y el 30 Aniversario
de la Banda Sinfónica Juvenil Teulense. Del 1º al 7 de agosto se hizo un
paréntesis en la monotonía cotidiana para abrir los brazos, la mirada y la
experiencia a la celebración, a la memoria y a la esperanza del porvenir. Importante
es el motivo de recibir a los teulenses y sus familias que hacen su vida en
otras tierras y en esta época del año vuelven con la ilusión de reencontrar lo
que sostiene la vida: familiares, recuerdos, lugares entrañables, amistades,
pláticas que dejan salir y entrar lo que alimenta la mente y el espíritu. Lo
mismo la Banda Sinfónica del Teul. 30 de tradición cultural era un
acontecimiento para celebrarse lo más en grande posible.
El
miércoles 1º de agosto se hizo la breve ceremonia de inauguración. Habló el
presidente municipal, el maestro Lucilo Torres y se tuvo como invitado especial
a Salvador Verduzco Correa, en representación de su madre, Margarita Correa,
quien mucho ayudó para hacer posible que la Banda fuera a Guadalajara en
octubre de 1985, a las fiestas de octubre y grabar un disco de larga duración.
Lo que ahí se dijo fue de agradecimiento, de bienvenida a todos quienes
participarían en la fiesta. Se habló de poner atención al destino de la Banda y
buscar las maneras de ayudar a no dejarla caer.
Ahí
mismo se inauguró la exposición de fotografía “30 años de la Banda Sinfónica
del Teul”, coordinada por Elisa Varela Villegas, exalumna de la primera
generación de esta institución musical. Un recorrido en imágenes de tres
décadas de experiencias y de andares por diversos caminos de la región, del
país y una salida al extranjero. Las miradas curiosas recorrían cada una de las
fotos. Buscaban rostros, nombres, calles, sucesos, anécdotas. Las imágenes
cumplían su cometido de hurgar en los recuerdos y en las emociones. Una muestra
bien montada. A cada fotografía se le dio un trato decoroso, con un fondo
oscuro y un marco blanco, para resaltar la superficie de la imagen.
A
las doce de la mañana se proyectó el documental “El Teul, La Música y su Banda
Sinfónica”, realizado por los hermanos Sofía y Jorge Riggen. En media hora que
dura este trabajo de cine se narran algunos pormenores de la historia de la
música en el Teul, de cómo siempre ha habido gente preocupada por la formación
musical de niños y jóvenes. El documental deja ver el gusto arraigado que hay
en el Teul por la música y cómo los propios teulenses se han encargado de
continuar con constancia las enseñanzas de maestros venidos de fuera. El tema
central de este documental es la Banda Sinfónica. Su historia de 30 años es
contada mediante entrevistas al director, a exalumnos y alumnos, al cronista municipal,
padres y madres de familia, el presidente municipal. El documental también se
hizo con fotografías que ilustran esta historia, con tomas a diversos lugares
del Teul, ensayos y presentaciones de la Banda. A varios de los presentes los
conmovió hasta las lágrimas lo que ahí se ve y se escucha. Los creadores del
documental supieron en 30 minutos sintetizar creativamente, no sólo la historia
de la música en el Teul y su Banda Sinfónica, sino que, sobre todo, con una
mirada atenta recogieron la esencia del espíritu teulense que mucho tiene de
búsqueda, de lucha por lo valioso, de contradicciones humanas, de gusto por la
belleza, de amor por el terruño.
Por
la tarde de ese mismo miércoles 1º de agosto se presentó la famosa Banda
Sinfónica del Estado de Zacatecas, dirigida por el maestro Salvador García
Ortega. Un concierto magnífico que tuvo como escenario una Plaza de Abajo
sacudida por una intensa tormenta, que trajo del cielo torrentes de agua,
granizo y truenos impresionantes. La impetuosidad del temporal de aguas fue resguardada
por un toldo que cubría buena parte de la plancha de la Plaza y por el vigor de
las notas de la Banda del Estado que no dio muestras de debilidad ante la
fogosidad de la lluvia que duró prácticamente todo el concierto. El público
asistente soportó con paciencia las molestias del viento, de la brisa y el frío
que lastimaban el cuerpo. La atención a los músicos hicieron soportable las
complicaciones del clima.
Ese
mismo día miércoles Yamaha de México iniciaba en la Casa de Cultura una
exhibición de instrumentos dirigida a los músicos teulenses y todos aquellos
que visitarían nuestro pueblo a lo largo de estos siete días de fiesta.
El
jueves 2 de agosto se recibió la visita de ocho bandas sinfónicas de distintos
puntos de la República Mexicana. A esto se llama Encuentro Nacional de Bandas
Sinfónicas. La mañana de ese día fue dedicada al ensayo del programa del
concierto que darían por la tarde. 400 músicos en el auditorio municipal
practicando para integrar una sola banda sinfónica monumental. El DIF Municipal
se encargó de servir el desayuno y la comida de todas estas personas y, por la
noche, entregó un lonche a cada músico que participó en el Encuentro. A las
tres de la tarde Yamaha de México hizo una demostración de los instrumentos con
que cuentan para bandas sinfónicas. Una explicación profesional de cómo y por
qué es necesario contar con instrumentos de excelente calidad.
A
las seis y media de la tarde, bajo un incómido chipi chipi dio comienzo el
desfile de las nueves bandas que participaron en el Encuentro Nacional
realizado en nuestro pueblo. El desfile recorrió las mismas calles del centro
histórico que se recorren en los cuatro desfiles cívicos que se realizan al
año. Con lluvia y todo la gente salía de sus casas. El pueblo entero fue
sacudido por las marchas y canciones que tocaba cada una de las bandas. Los
cuatro puntos cardinales del Teul fueron estremecidos por el recorrido de las
bandas sinfónicas que saludaban la tarde del jueves 2 de agosto.
Alrededor
de las siete y media de la noche hicieron su arribo a la Plaza de Abajo. La gente
del Teul y los hijos ausentes las esperaban con un lleno digno de llamar la
atención. Las sillas, que no eran pocas, fueron insuficientes. Hubo que traer
las más que se pudiera. El ambiente era de expectación y de jolgorio. La
promesa de recreación era un hecho. Y dio comienzo el concierto. Primero un
concurso de solistas. Cada banda subía el escenario para acompañar a su solista
designado a interpretar una melodía elegida libremente. De premio había dos
trompetas de la marca Yamaha. Una, donada por esta empresa y la otra, por el
diputado teulense Felipe Ramírez Chávez. El primer lugar lo obtuvo Luis Ángel
Torres González, de la Banda Sinfónica Juvenil Teulense y el segundo lugar el solista
de la Banda de Guadalupe, Zacatecas.
Y
después el concierto de todas las bandas. Los 400 músicos niños, adolescentes y
jóvenes se dispusieron como una sola banda, por secciones de acuerdo al
instrumento que cada quien tocaba. Cada director invitado dirigió una pieza,
respectivamente. Tres horas seguidas duró el concierto. Pocos se movieron de su
asiento. La mayoría gozó del espectáculo de principio a fin. Vibrante, emotivo,
espectacular, esplendoroso. 9 bandas sinfónicas y 400 músicos fueron el
disfrute de los ojos, los oídos y los corazones de las personas que abarrotaron
la Plaza de Abajo. El Teul fue sacudido de tanta emotividad. Gozoso.
Maravilloso ver a los niños y jóvenes entregarse para el público teulense. Los
hijos ausentes fueron recibidos así, con altura y hondura espiritual. Con
música que ennoblece. "Tema de bajos", "Endless love",
"Cerros de Ojocaliente", "Popurrí de Ray Conniff",
""Latinos", "Medley Boleros", "México es un
son", "Caballería Ligera" y "La Marcha de Zacatecas".
Un lujo de espectáculo. Una manera deleitosa de festejar los 30 años de la
Banda Sinfónica Juvenil Teulense. Una linda forma de recibir a los teulenses
que vuelven a su tierra para la fiesta del Hijo Ausente. Todo mundo muy
contento. Quedó mostrada la grandeza del Teul. Se pudo ver nuevamente que la
gente del Teul es maravillosa.
El
viernes 3 de agosto, Daniel Zlotnik e Isidro Martínez, artistas de
reconocimiento internacional y patrocinados por Yamaha México, impartieron el
taller para maderas y metales con una buena asistencia de músicos teulenses y
la banda Charcas, San Luis Potosí, que se quedó después del concierto.
A
las cinco de la tarde fue presentada la revista conmemorativa de los 30 años de
la Banda Sinfónica Juvenil Teulense. Hicieron dicha presentación el presidente
municipal del Teul, Marco Aurelio Rivas Flores, el maestro Lucilo Torres Núñez
y Hugo Ávila Gómez. La revista contiene un reportaje sobre la historia de la
Banda Sinfónica, un artículo sobre el sentido de la música; otro sobre la
historia de la música en el Teul y textos breves sobre vivencias de músicos y
exalumnos de la Banda Sinfónica Juvenil.
A
las siete de la tarde se presentó en el Teatro Parroquial el quinteto de
metales Magic Brass, en donde participa Guillermo Berthaúd González, músico
teulense surgido de la Banda Sinfónica del Teul. Dos trompetas, un corno
francés, un trombón y una tuba, fueron los instrumentos con que se tocó la
Marcha Siempre Fieles, Danza Napolitana, Gyspy Rondó, El Fantasma de la Ópera,
Adiós Mariquita Lina, el vals Danubio Azul, la Marcha Aída, canciones populares
mexicanas y la Marcha de Zacatecas. Un repertorio bien ejecutado. La gente que
acudió al teatro resultó complacida con la música bien hecha por los cinco
jóvenes que participaron en el Festival del Hijo Ausente y del 30 Aniversario
de la Banda Sinfónica del Teul.
A
las cinco de la tarde llegó al Teul el equipo de Canal 7, el canal cultural del
Gobierno del Estado de Jalisco. El programa de Kiosko en Kiosko se grabaría en
el Teul. Y el primer punto elegido fue la taberna de Aurelio Lamas Luna, que
ese día hizo una producción de mezcal artesanal, con el mismo método que se
acostumbra desde hace cientos de años en esta región.
Por
la noche, un río crecido de cientos y cientos de personas recorrió las calles
del centro histórico acompañado por la música de la Banda La Skandaloza. La
callejoneada típica del hijo ausente fue una fiebre de música, mezcal, alegría
y convivencia. Hasta que el cuerpo aguante.
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