Del 1 al 7 de agosto: el tiempo se detuvo en el Teul
para festejar al Hijo Ausente y celebrar el 30 Aniversario de la Banda
Sinfónica Juvenil Teulense
(Segunda de tres partes)
Hugo Ávila Gómez
La Labor
Comité Pueblo Mágico del Teul
El
sábado 4 de agosto, el mero Día del Hijo Ausente, la población teulense y sus
visitantes se despertaron con la visita guiada a la zona arqueológica del Cerro
del Teul. La mayor parte de los asistentes fueron personas que visitan el Teul.
La arqueóloga Laura Solar, directora del proyecto arqueológico, fue quien
condujo el paseo por el Cerro del Teul. Explicó las principales novedades que
presentan los avances de investigación y la paciente restauración que se hace a
la zona, bajo la conducción de la restauradora Mariela Carrillo Díaz. En las
pendientes del Cerro se han construido terrazas a base de leños de palo
colorado, sujetos a la tierra con estacas del mismo material. Esto se hace con
el propósito de detener la erosión del terreno. También para evitar la erosión
de la tierra se ha construido un muro de mampostería en la Cueva del Cerro.
Como materiales se utiliza piedra del sitio y mezclas diversas de mortero y
otras arcillas de la región, que juntas pegan mejor que el cemento. Se hizo un
recorrido a lo largo de la zona descubierta y la arqueóloga explicó el alcance
de lo descubierto hasta ahora y respondió a las preguntas de los visitantes. A
la bajada del cerro esperaba a los paseantes un desayuno de gorditas de arriero
y agua fresca.
A
las once de la mañana se dio la bienvenida
a los ausentes en la Secundaria “Cuauhtémoc” y a las doce del día se
celebró una Misa con la intención del Hijo Ausente. A la una treinta de la tarde, el Teatro
Parroquial fue sede de un recital de piano ofrecido por 19 niños teulenses que
asistieron a un curso impartido por el profesor Sergio Guillermo Ruiz
Rodríguez, de la Unidad Académica de Artes, de la Universidad Autónoma de
Zacatecas. Con escaso un mes de clases, cada niño aprendió a interpretar al
piano dos o tres piezas, con que agradó a la concurrencia de la velada,
compuesta en buena medida por familiares de los niños que dieron el recital.
La
tarde fue maravillosa. Miles de personas: teulenses, hijos ausentes,
visitantes, inundaron La Laguna del Paisano (o del Faisán). No se sabe la cifra
exacta. Pero eso no importa. Lo que cuenta es el ambiente festivo. Elotes,
birria, agua fresca, arroz, frijoles, fueron ofrecidos gratuitamente para quien
no iba preparado con comida. Decenas de familias se reúnen a la sombra de los
robles que ofrecen sombra y descanso. En cada sitio abunda la comida y la
bebida: tacos, birria, carne asada, pozole, tamales, gorditas de maíz, gorditas
de horno, frijoles de la olla, frijoles charros, discada, arroz, ensalada,
refresco, aguas frescas, mezcal, tequila, whisky. Reina la plenitud. La plática
es animada. Muchos aguantan muy poco sentados en el mismo lugar y se lazan a
recorrer todo el terreno para platicar y encontrarse con viejos conocidos y
conocer nuevos amigos. Las bandas y los grupos de música norteña animan la
convivencia. En el templete oficial se presenta un ballet folklórico de
maestros jubilados de la ciudad de Aguascalientes, que año con año vienen a la
fiesta del Hijo Ausente. Los niños corren por entre los adultos. Otros juegan
volibol en la cancha de futbol rápido. Jorge Ruiz, chico, realiza acrobacias
con la motocicleta en la pista de motocross, ante la expectación de una buena
cantidad de personas que aplauden su arrojo, su habilitad de piloto y su buen
control de la moto. El equipo de Canal 7, luego de grabar toda la mañana para el programa
que será transmitido el jueves 23 de agosto, recorre el sitio y realiza
entrevistas a los hijos ausentes y a personas que viven en el Teul. La
algarabía está a todo lo que da. Y así hasta las ocho de noche que la gente
empieza a retirarse a la serenata del Jardín Principal.
A
las ocho y media de la noche la Plaza de Arriba está vacía. Todo mundo regresa
apenas del paseo y está en la casa haciendo fila para darse un baño que sacuda
el polvo y el olor a grasa leña de la
carne asada. A las nueves y cacho todo está dispuesto para el inicio de la
serenata. Los maestros de ceremonias anuncian que esta noche será especial. El
Teul revivirá un tiempo pasado. Volverán a escucharse la mismas canciones de
hace 50, 40 y 30 años atrás. Tocadas por el mismo tamborazo. ¡Con ustedes: el
Tamborazo de Los Torres! A revivir las antiguas serenatas donde las muchachas
daban la vuelta en el sentido de las manecillas del reloj y los hombres, en
sentido contrario, cortejando con un ramito o una serpentina.
De
uno en uno suben los músicos al kiosko. Se les llama de uno por uno. Como los
artistas famosos o los jugadores profesionales de un partido importante. La
noche luce radiante. La gente se aglomera alrededor del kiosko. Los músicos del
tamborazo son famosos. Crearon toda una época de alegrar los días, las noches y
las fiestas de los teulenses y la gente de la región. La Plaza de Arriba está
abarrotada. De todas direcciones estallan flashazos. La música suena como era
antes. Tocada por los mismos de antes. Canciones del pueblo, de la música
popular, del gusto de antes, del gusto de ahora. La emoción desborda la Plaza.
“¡Qué fiesta tan padre!” “¡Qué emoción revivir los tiempos idos!” “¡Me siento
como en mis tiempos!” “¡Qué bueno que se pudieron juntar Los Torres!” “¡Esto
está a toda madre!”. Es el estilo de los comentarios. Abundancia de regocijo.
Los rostros so de satisfacción. En esa noche se resucita toda una época, con su
carga de recuerdos y experiencias traídas a flor de piel por la música
vernácula del Tamborazo de Los Torres. Los jóvenes también disfrutan de la
fiesta. Contentos con la alegría de los mayores. Contentos con su propia
alegría de participar en esta serenata como las que eran antes.
Abajo,
en una treintena de sillas, se instaló un improvisado presídium, integrado por
los expresidentes municipales en cuya administración coincidió el nacimiento y
desarrollo de la banda sinfónica municipal. Junto a ellos, dos decenas de
teulenses, personas cuya labor ayudó al desarrollo de la música en el Teul.
Todos ellos serían merecedores esa noche de un reconocimiento de parte de la
sociedad teulense. Lo que ocurrió después de hora y media de serenata. Se
interrumpe la música para pedir al presidente municipal, al maestro Lucilo
Torres y al secretario general el sindicato de músicos que suban al kiosko para
entregar un reconocimiento a cada uno de los expresidentes municipales que
ayudaron de formas distintas a la banda sinfónica del Teul: Daniel Rivas, Juan
Manuel Cervantes (a través de su hija Ofelia), Rigoberto Rivas, Pablo Rivas, Luis
González, Rodolfo González, Felipe Ramírez, Francisco Escobedo, Aurelio Lamas,
Enrique Larios (a través de su esposa, Elsa Longoria) y el presidente actual,
Marco Aurelio Rivas.
Entre
las personas ligadas a la historia de la música del Teul que recibieron
reconocimiento, están los hermanos Torres Núñez: Genoveno, José Manuel, José
Gudalupe, Lucilo y Felipe. Y otros integrantes del tamborazo: José González
Núñez, Filiberto Rodríguez Ibáñez, Pedro Ávila Curiel, Roberto Torres Cortés.
También se entregó una medalla de reconocimiento a Cruz Manuel Jacobo Doñate,
Ángel Ávila Rivas, Juan Francisco Correa Alatorre, J. Guadalupe Ávila Rivas,
Luis Ávila Rodríguez y el médico Eliseo Grover Vallejo, recibió el
reconocimiento en nombre de la familia Grover Ochoa.
A
las doce de la noche terminó la serenata. La gente permanecía en la Plaza. Nada
faltaba. Y de ahí al baile del Hijo Ausente. Los fondos recaudados fueron a
beneficio de la Unidad de Protección Civil Municipal.
A
las doce del mediodía del domingo 5 de agosto se ofreció una celebración
religiosa con la intención de los 30 años de la Banda Sinfónica Juvenil
Teulense. Al término de la celebración, se llevó a cabo una ceremonia de
reconocimientos en el Teatro Parroquial, en donde se hizo mención especial a la
importancia que ha tenido la Banda Sinfónica en estos 30 años de vida, con su
aporte a la formación de la personalidad de niños y jóvenes, quienes no sólo
adquieren una cultura musical, sino que también se pule su conciencia de
responsabilidad, de puntualidad, hacer las cosas bien, de dedicar el tiempo
libre a actividades constructivas. En todo ello, la labor del maestro Lucilo
Torres ha sido fundamental. En ese momento, el maestro Lucilo recibió un
reconocimiento especial. Asimismo, se entregaron reconocimientos a benefactores
de la Banda y patrocinadores del Festival Cultural por el 30 Aniversario. Los
benefactores a quienes se hizo mención son los integrantes del Círculo Familiar
Teulense: Luis Sandoval Godoy, David Castañeda Arellano, J. Concepción González
Robles, Teresa Campos Castañeda, María del Refugio Campos Castañeda, Fernando
Campos Castañeda, María Castañeda Arellano, Emma González Correa, J. Guadalupe
Uribe Curiel, Silvia Carrillo Sandoval, Jorge Robles Mayorga, Silvia Cervantes
González, Valentina Anceno Rivas.
A
las tres y media de la tarde se develó la placa conmemorativa en el sitio que
ocupa el salón de música, donde por 30 años se ha educado a diversas
generaciones de niños y jóvenes. La placa es un signo visible para atraer la
mirada y el recuerdo de los paseantes por ese lugar. Un testimonio de
agradecimiento y memoria.
Y
luego la comida en la Presa. El momento dedicado a la convivencia y el
encuentro de compañeros que un día fueron integrantes de la Banda Sinfónica
Juvenil. Alrededor de 200 personas se reunieron para compartir los alimentos,
las bebidas de agua fresca, las novedades y los recuerdos. Melquiades Ibarra,
Rocío Rivas, Elisa Varela, Bertha Berthaúd, Marisela Correa, Daniel Varela, Gilberto
Cervantes, Berena Romero, Elizabeth Romero, Ernesto Salas, Lenin Rosendo
Guerrero, Homero Flores, Guillermo Berthaúd, Joaquín Correa, Alberto Correa,
Sandra Cervantes, Marsela Cervantes, Hugo Ávila, J. Guadalupe Ávila, Arcelia
Llamas, Cecilia Escobedo, Laura Torres, entre otros muchos se reunieron en la
convivencia donde se sirvió una birria exquisita acompañada de frijoles de la
olla, arroz y agua de horchata o de jamaica.
A las
siete de la tarde el proyecto arqueológico Cerro del Teul presentó tres
conferencias breves sobre los avances de las investigaciones, así como se
utilizan las nuevas tecnologías al servicio de los estudios de arqueología que
se realizan actualmente en el Cerro y la restauradora Mariela Carrillo Díaz
explicó el trabajo minucioso y paciente que realizan ella y un equipo de
señoras teulenses que se dedican a la restauración de piezas, fósiles, lugares
y edificios. Llama la atención el trabajo cooperativo que se realiza en la zona
arqueológica del Cerro del Teul, la pasión, el cuidado, la constancia y el
esfuerzo que le dedican las cerca de 60 personas que colaboran en el proyecto.
Los trabajadores sienten de veras que, más que estar encontrando piedras y
artefactos viejos, están hurgando en las raíces de la comunidad teulense. Ellos
sienten este compromiso y con pasión le dedican su tiempo y sus energías. Toda
una labor pedagógica y profesional que realizan los directores del proyecto,
Laura Solar y Peter Jiménez. Están profundamente convencidos de lo valioso de
su trabajo y de la importancia del sitio del Cerro del Teul, y esa mística la
infunden a su alrededor. Por eso cada que tienen oportunidad, lo cual es muy
seguido, realizan conferencias y visitas guiadas al Cerro del Teul. Es una bendición
para el Teul contar con ellos y su contribución al conocimiento de la historia
y la identidad teulense.
No hay comentarios:
Publicar un comentario