Dolores San Juan. Foto: Selso Romero González, vigía del patrimonio cultural del Teul |
Concierto
para celebrar la vida y brindar por las cosas buenas
Hugo Ávila Gómez
La Labor
Vigías del Patrimonio Cultural del Teul
Comité Pueblo Mágico
http://www.facebook.com/vigias.teul
La
tradición es asunto de enraizar la vida en el pasado que palpita vida,
esperanza, alegría, fuerza, coraje, deseo de plenitud. Esto quedó mostrado la
noche del miércoles 26 de junio cuando se presentaron en el Teul Dolores San
Juan y el mariachi Alto Vuelo. Canto a nuestra tierra; tierra alegre, bravía,
amistosa, dadora de tanta bondad. El concierto de Dolores San Juan fue una
celebración de la vida. Entrega total de los artistas. Canto comprometido con la
profesión de músico y con el público que acudió a verlos. Programa largo y
gozoso. 20 canciones, 2 horas de espectáculo y mil emociones que contagiaron a
la gente del Teul que asistió a Los Portales del andador peatonal de la calle
Trinidad Cervantes.
Dolores
San Juan es intérprete, compositora, investigadora del folklor jalisciense,
productora y conductora en Radio Universidad de Guadalajara; artista con
vocación que se presentó dentro del programa de la VI Feria del Mezcal del Teul
de González Ortega.
En
su mayoría el público estaba compuesto de adultos. Los jóvenes pasaban de
largo. Sus gustos y sus afanes de fiesta estaban en las terrazas, los stand de
mezcal, la serenata de la Banda La Skandoloza en el Kiosko y la convivencia con
los cuates. Esa es la feria, tiempo y espacio para que convivan la diversidad
de gustos e intereses.
Y
mientras, Dolores San Juan cantaba su sueño: Quiero morir cantando. Y también expresaba
su amor por el Teul: “Desde la primera vez que vine al Teul, me enamoré de este
lugar”.
El
programa empezó con El herradero y la Feria de las flores. La tercera melodía
fue del repertorio familiar de Dolores San Juan, Las espuelas de plata, compuesta por un tío de ella, a propósito
del asesinato de su bisabuelo. “A mi mente han venido recuerdos/que a mi abuelo
así lo mataron/en la tumba no estaba su cuerpo/nada más dos espuelas hallaron.
Las espuelas plateadas son mías/yo las guardo en un cofre de acero/cuando
mueran serán de mis hijos/no las vendo por ningún dinero”.
Siguieron
en el repertorio Aires del Mayab, Cielo rojo, La noche y tú, Busca otro amor y
mujer ladina. Canto fuerte, vibrante, bien entonado, con voz educada. La noche
fría del Teul se calentaba con las emociones y la vitalidad que salían del
escenario y arropaban los cuerpos y los corazones teulenses que compartían el
espíritu de los artistas.
Luego
Los Ángeles, otra canción compuesta
por otro tío de Dolores San Juan. La experiencia de la nostalgia, el maltrato
recibido, el entrecruzamiento de culturas, la revancha mexicana de invadir a
los Estados Unidos con su idioma, con su relajo, con sus puestos de comida
típica mexicana. Y el deseo de dejar el “me vale”, por un “basta” a la
mediocridad y la corrupción que deshilachan a la patria nuestra.
Una
de las canciones más emotivas fue Mil
abrazos, compuesta por Valente Chávez, tío de Dolores. “No hay dolor que se
compare con la ausencia”. Habla del norteño que vuelve a su tierra, después de
muchos años de separación. Del gusto de reunirse con los suyos, de la voluntad
de olvidar penas y trajines. El tiempo todo de la visita es para el gozo
provisional del encuentro y la nostalgia de saber que pronto partirá y el
consuelo del recuerdo de esos bellos momentos. “Mientras tanto quiero ver solo
alegría/nuestras penas van y vienen día con día/vamos todos a gozar este
momento/y brindemos por lo bueno de la vida”.
Y
eso fue todo el concierto: un brindis por lo bueno de la vida. Siguieron en el
programa La cigarra, Amanecer en Jalisco, Paloma negra, Los Laureles y Los
calacos, un tema satírico y jocoso de la muerte con su pareja, que por tiritar
de frío la pasaban tronándose los huesitos.
El
reloj marcaba las diez de la noche. Dolores San Juan, tapatía, extrañaba el
ambiente invernal del Teul. Preguntaba a qué temperatura estábamos. Alguien del
público le ofreció un mezcal teulense como respuesta: el clima es para brindar y compartir. Es la ventaja de la noche fresca. Fría por el clima, cálida
por la fiesta; así estaba siendo la noche teulense del miércoles 26 de
diciembre.
El
programa terminó con El relámpago, La tequilera, Entre copa y copa, Cucurrucú
paloma y El cascabel.
El
público aplaudió con ganas. Pidiendo otra, otra y otra. Los artistas
complacieron el deseo teulense. La magia de la comunicación se había dado.
Había sintonía emocional y espiritual entre la cantante y el público. Noche
plena. Noche de luna llena. Noche clara. Noche de paz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario